La reciente implementación de un sistema de cobro sin barreras y la preocupación por la pérdida de puestos laborales reavivó el conflicto, por lo que vecinos del distrito y zonas aledañas volvieron a autoconvocarse en forma de protesta.
La resistencia vecinal en torno al peaje Larena volvió a tomar fuerza. En la tarde del domingo, vecinos de Exaltación de la Cruz, Pilar y distritos cercanos se autoconvocaron una vez más para expresar su rechazo a los avances en la implementación del nuevo sistema de cobro sin barreras.
La protesta, que se desarrolló a metros de las cabinas, tuvo como principal objetivo definir acciones futuras, visibilizar el reclamo histórico por la falta de colectoras y advertir sobre el posible impacto social y laboral de las nuevas medidas. Asimismo, citan el artículo 43 de la Constitución, que habilita la acción de amparo frente a actos u omisiones de autoridades públicas o particulares que, de forma actual o inminente, restrinjan o lesionen derechos constitucionales.
Durante la asamblea, los presentes hicieron hincapié en la preocupación generada por la reciente decisión del Gobierno nacional de avanzar con el desarme de las cabinas ubicadas en mano a provincia, en el marco de la instalación de un sistema automatizado que ya se utiliza en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires y en varias rutas nacionales. Este nuevo modelo, que elimina las paradas físicas para el cobro de peaje, funciona a través de un pórtico que detecta el TelePASE de cada vehículo, sin necesidad de detenerse.
Si bien este sistema apunta a una mayor fluidez del tránsito, los vecinos ven en esta modernización una amenaza directa. Por un lado, la pérdida de puestos de trabajo de los empleados que actualmente se desempeñan en las cabinas; por otro, la imposibilidad de mantener el contacto con el personal del peaje, que en muchos casos permite excepciones al cobro a los residentes de la zona.
El conflicto, sin embargo, no es nuevo. Desde hace casi veinte años, los vecinos vienen reclamando que se habiliten colectoras paralelas a la Autovía 8 bajo la consigna «Sin colectora no hay peaje», como forma de garantizar la libre circulación para quienes habitan en cercanías y utilizan la ruta como único acceso viable a sus hogares o lugares de trabajo. La falta de respuesta durante años fue generando malestar, y con el reciente anuncio del sistema sin barreras, la bronca vuelve a encenderse.
Con el desarme de las cabinas ya en marcha y sin anuncios oficiales que aclaren el panorama, los vecinos planean sostener la organización y redoblar los esfuerzos para frenar lo que consideran una medida arbitraria y perjudicial para la comunidad. Mientras tanto, el reclamo se mantiene firme: sin colectoras alternativas, el cobro de peaje sigue siendo, para ellos, una injusticia.