Entre los síntomas habituales se encuentran la diarrea crónica, distensión o dolor abdominal, pérdida de peso y desnutrición. Si bien no tiene cura, una alimentación adecuada permite la recuperación de las vellosidades intestinales.
La enfermedad celíaca, caracterizada por la intolerancia total y permanente a las proteínas contenidas en el gluten de los cereales trigo, avena, cebada y centeno (TACC), afecta a una de cada 100 personas, sin embargo, la mayoría desconoce su condición a pesar de experimentar malestares. Cuando una persona celíaca consume alimentos con gluten, su intestino sufre daños que le impiden absorber los nutrientes necesarios para mantener la salud del organismo.
Esta enfermedad puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, desde la introducción del gluten en la alimentación hasta la adultez avanzada. Con el propósito de visibilizar y concientizar sobre esta afección, la Organización Mundial de la Salud (OMS) designó el 5 de mayo como el Día Internacional de la Celiaquía.
Entre los síntomas habituales se encuentran la diarrea crónica, distensión o dolor abdominal, pérdida de peso y desnutrición. Además, existen indicios que pueden señalar la enfermedad, como la anemia, infertilidad, pérdida recurrente de embarazos, talla baja, problemas en el esmalte dental, aftas recurrentes, dermatitis herpetiforme, entre otros. La diversidad de síntomas a menudo conduce a confusiones diagnósticas y retrasos en el tratamiento.
El diagnóstico certero se logra mediante la detección de anticuerpos en sangre y el estudio de las vellosidades intestinales, ambos realizados y seguidos de cerca por profesionales médicos, nutricionistas y grupos de apoyo especializados.
Mirla Leonor Lucero, licenciada en Nutrición (M.P. 6.111) del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires, subraya que el único tratamiento científicamente probado es la adherencia estricta de por vida a una dieta libre de gluten. Además, resalta la relación de la celiaquía con la malnutrición, enfermedades asociadas y desigualdades en el acceso a alimentos sin TACC, debido a sus costos y calidad nutricional.
«Nos comprometemos a brindar pautas nutricionales claras, asesoramiento profesional y apoyo en el seguimiento de la dieta para un tratamiento adecuado, con el objetivo primordial de mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y sus familias, promoviendo su plena integración en la sociedad», afirma la nutricionista. Si bien la celiaquía no tiene cura, una alimentación adecuada permite la recuperación de las vellosidades intestinales, facilitando la absorción de todos los nutrientes esenciales. Lucero destaca la importancia de garantizar la seguridad alimentaria para las personas celíacas, considerándola un derecho que asegure el acceso a alimentos sin TACC de forma económica y geográficamente accesible.
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