Por Guillermo Pellegrini, Lic. en Ciencia Política
Cuando nos referimos a los indios mapuches lo primero que debemos aclarar es que son indios araucanos chilenos. Este simple ensayo pretende hacer un aporte, sobre un tema controvertido, despertar interés y juntos vayamos dilucidando porque se ha desvirtuado tanto.
El gran protagonista en la parte argentina es el bravo cacique chileno Juan Calfucurá, nacido del otro lado de los Andes en Llaima, Chile, que cruzó con sus indios en 1830 cuando gobernaba Juan Manuel de Rosas. Se piensa que Rosas lo invita a venir, conociendo la ambición del indio, prometiéndole funciones y tierras para que unificara al convulsionado pueblo indígena, ya que cada pacto, había que negociarlo con cientos de caciques y capitanejos. También la necesidad de caballos era un motivo para incursionar o quedarse del lado argentino al ver tanta inmensidad y riqueza. Una característica del araucano era su arrojo, valor y audacia, ser muy guerrero, belicoso y sanguinario. Prácticamente desde que llegaron en 1830 exterminaron y sometieron a los indios Bororos, Tehuelches, Puelches, Pampas, Serranos y Ranqueles.
Calfucurá es considerado el cacique más astuto y descarnado de la época, estableció una gran región entre 1833 y 1872, llamada Confederación de las Salinas Grandes, fue conocido como el “Napoleón de las Pampas”.
Atacaba mediante el malón, desbastando, robando, saqueando, asesinando, violando mujeres y niños, quemando caseríos, postas, pueblos, estancias, caravanas de carretas, diligencias, colonos y arreos, implantando el terror y sembrando la locura, el miedo en Buenos Aires, Santa Fe, La Pampa, San Luis, Córdoba y Mendoza.
Era un festival de sangre, lanceados, degollados, estaqueados y cautivos. La línea de los fortines, avanzadas y estancias no pasaban de Tandil, Tapalqué, Azul y Olavarría, el resto era alarido, llanto, sangre y fuego.
Calfucurá astuto guerrero incorporaba fuerzas chilenas, delincuentes, prófugos de la justicia, desertores y aventureros con los que llegó a sumar en 1872 cerca de 8.000 indios, más los 5.000 de su socio Namuncurá, además de la “chusma” de la toldería.
No solamente tenían lanzas y sables, también poseían fusiles Rémington y municiones, que los ingleses del lado chileno les vendían y canjeaban por el botín de los saqueos junto con miles de cabezas de ganado vacuno y equino.
El diario “Centinela” de Buenos Aires, comenta que entre 1868 y 1874 los indios se llevaron 1.100.000 cabezas de ganado, 300.000 caballos y no menos de 5.000 cautivos y muertos entre colonos, pobladores y viajeros.
Como nos relata el Doctor Rodolfo Casamiquela, conocedor del tema en sus libros, el problema mapuche chileno es distinto del argentino, los mapuches son araucanos originarios del sur de Chile de La Araucanía y habitan debajo del río Bio Bio hasta el río Toltén al sur, entre el Pacifico y los Andes, quizás en Chile las demandas mapuches sean más justificadas, es un problema chileno.
Nos invadieron en 1830, cuando ya éramos las Provincias Unidas del Río de la Plata, independizados de la corona española.
Calfucurá muere en junio de 1873 y la llamada Campaña del Desierto se realiza nueve años después entre 1879 y 1885, a cargo del Gral. Julio Argentino Roca, como comandante en jefe del ejército argentino, designado por el Congreso Nacional, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, elegido en comicios libres.
La campaña estuvo destinada a incorporar definitivamente e integrar la Patagonia, para civilizar y consolidar la soberanía en todo el país, de las pretensiones inglesas del lado chileno. Se suele decir que esta fue la primera guerra con Chile ya que en esa época el 90 por ciento de la población chilena era indígena.
Tan bravo era el araucano que en los primeros tiempos de la conquista española asolaron varias poblaciones chilenas. Relata Isabel Allende en su libro “Inés del Alma Mía” cuando habla del sitio de los araucanos a Santiago de Chile durante dos años”…se me ocurrió disimular la suciedad esmerándome en la limpieza, en vista que agua había en abundancia. Inicié la lucha contra piojos y pulgas, pero empezaron a desaparecer los ratones y cucarachas que servían para la sopa, entonces dejé de enjabonar y fregar”…
Calfucurá, combatió junto a Juan Manuel de Rosas en la batalla de Caseros, con el triunfo del Supremo Entrerriano, Gral. Justo José de Urquiza, el cacique enloquecido de furia atacó con 5.000 indios, embravecidos, resentidos y cebados con la anterior batalla y llenos de “chicha” a Bahía Blanca, llevándose 65.000 cabezas de ganado y dejando el tendal de muertos y heridos. Siguió hostigando al ejército de Urquiza, donde podía y en la línea de fortines.
Las rastrilladas indias permanentes, formadas por montoneras de 10, 20, 500 y 1000 indios ya en malón en las Salinas Grandes impedían la llegada de Buenos Aires para buscar la sal que se utilizaba en los saladeros para la exportación de cueros, para la tripa, el “charque” y el embutido.
El mapa de la nación Mapuche que va desde el Pacifico hasta el Atlántico, toma la 9ª y 10ª región chilena y el 30% de territorio argentino. El reclamo de las tierras tiene un respaldo internacional a través de una ONG situada en: 6 Lodge Street, Bristol IBS1, 5 RL, England (UK) Tel/fax +44-117-9279391 o www.mapuche.nationorg y se edita en Inglés, Francés, Español y Alemán. Fue creada el 11/05/1996 por europeos preocupados por la Patagonia.
En los informes y crónicas de aquella época, de la Campaña del Desierto, Rosas y Roca no mencionan nunca el término mapuche.
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